domingo, agosto 20, 2006

A VER SI toda la gente que acusa al Vaticano por la epidemia de sida (como si a quienes deciden saltarse el mandamiento que impide las relaciones fuera del matrimonio les entrara de golpe un ataque de obediencia ciega a la Iglesia justo en el momento de ponerse el preservativo) le dedican una mínima parte de indignación al presidente sudafricano, Thabo Mbeki, que sigue negándose a cualquier medida contra la epidemia porque cree que no la provoca al HIV.