domingo, abril 16, 2006

EL QUE UN MILITAR se pase por el forro la supremacía del poder civil sobre el militar es inaceptable, como tuvo ocasión de comprobar -y con razón- el general Mena. Es un principio que, sin embargo, para algunos se acaba allende nuestras fronteras, ya que que celebran cómo un grupo de militares ascendidos durante la presidencia de Clinton -y con bastantes cosas que callar sobre cómo se ha desarrollado la guerra-, están criticando al secretario de defensa, Donald Rumsfeld. No sólo lo celebran, sino que según su lógica Rumsfeld tendría que dimitir porque lo piden seis generales. ¿Estamos seguros de que sabemos lo que estamos pidiendo? ¿De verdad queremos que sean los militares los que dicten la política de un país? A Pinochet le enternecerá saberlo, sin duda.

Mientras tanto, los que realmente tienen las botas sobre el terreno bélico (en Iraq y Afganistán) se están re-alistando en cifras récord, históricas. Es decir que, los que se han estado jugando el cuello en esa guerra tan mala, los que han visto lo que ocurre con sus propios ojos desde el terrno (y no desde los despachos), resulta que deciden renovar su alistamiento y quedarse, en lugar de desertar o simplemente quedarse en casa cuando el período concluye. Pensad en ello.

ACTUALIZACIÓN. Más sobre los generales rebeldes aquí y aquí.