viernes, mayo 28, 2004

NO OS PERDÁIS el extraordinario comentario de Mauricio en la entrada de hoy del blog de Arcadi Espada (el número 16, de fecha 28 Mayo 2004 a las 11:40 AM) sobre la decisión del gobierno Zapatero de retirar las tropas de Iraq. Mauricio empieza diciendo que salta al arena a ser descuartizado, pero merece ser sacado a hombros por la puerta grande.

Espero que a Arcadi y Mauricio no se molesten por copiarlo íntegramente aqui; me resulta imposible resistirme:
Salto a la arena para ser descuartizado luego.

El mantenimiento de las tropas no hubiera sido "plegarse a la influencia de los terroristas", incluso si con ello se incumpliera una promesa electoral. La promesa electoral se hizo antes del 11-M . El 11-M tiene entidad suficiente para alterar todos los análisis previos. El recordar la promesa electoral es un pretexto para justificar una decisión que no debió adoptarse y que, en el largo plazo, puede ser muy dañina.

El señor Espada, en forma decepcionante, maneja los términos para reforzar su tesis. "Plegarse" no es lo mismo que "reaccionar". Tras el 11-S, la invasión de Afghanistan por una Administración que había concurrido a las elecciones enarbolando un programa aislacionista no puede ser descrita, con un mínimo de seriedad, diciendo "Bush se plegó a la influencia del atentado". No. Bush reaccionó al atentado. No es lo mismo.

El gran error de la Historia de España ha sido que nuestros líderes, normalmente, han reaccionado a los grandes acontecimientos pretendiendo volver al día inmediatamente anterior, en la absurda creencia de que, si se los ignora, es como si no hubieran existido. El cumplimiento de la promesa electoral, la ilusoria sensación de inmunidad que con ella se ha trasladado a la población, nos coloca nuevamente en el 10-M. El progresivo olvido de las víctimas del atentado es una buena muestra de ello.

El 11-M revela con claridad, para quien no lo viese claro tras el 11-S, que es todo el mundo occidental el que está bajo amenaza. El cumplimiento, tras el atentado, de una promesa hecha cuando, voluntariamente, se ignoraba esa premisa supone reincidir en uno de nuestros graves errores históricos.

Por otro lado, es suficientemente notorio que el servicio de inteligencia noruego encontró un documento en la Red de Al-Qaeda (no un suelto: un documento de analisis estratégico notablemente extenso) que explicitaba la incidencia electoral en España de un atentado realizado en visperas de la votación y aconsejaba su comisión. El que la respectiva conducta del Gobierno, de la oposición y de los medios coadyuvase al resultado que se pretendía conseguir no puede hacer ignorar lo primero.Se pretendía influir en el resultado.

Puede dudarse de si el mero atentado hubiera sido suficiente. Yo creo que sí lo hubiera sido: los gritos en la calle no eran "mentirosos" (eso lo dijo Rubalcaba), sino "asesinos" y "vuestras son las guerras, nuestros son los muertos". Estos gritos se hubieran escuchado igual, incluso con una acertada gestión informativa del Gobierno. Como dijeron varios periodistas en la mañana del 14-M (recuerdo, entre otros, a Piqueras en Onda Cero, hasta entonces un periodista sin adscripción política notoria, la votación debía enjuiciar politicamente la actuación respectiva ante la Guerra de Irak para que los Gobiernos recordaran que deben escuchar a sus ciudadanos "siempre". Recuerdo, sin embargo, pocas referencias en los medios al "Gobierno mentiroso").

Por otro lado, no es ni será la primera vez que el terrorismo influya en los resultados electorales. En Israel son muchos los comicios que se han visto condicionados por el terrorismo palestino, que siempre ha tendido a favorecer a las opciones extremas, en una aplicación clásica del principio acción-reacción- acción. El problema para los terroristas es que, ultimamente, la reacción es tan contundente que les es difícil articular la segunda acción. Todo el mundo puede equivocarse en sus cálculos. Pero eso no pemite negar que se hayan hecho.

Y no es verdad que el terrorismo no pueda influir si la población tiene conciencia de que intenta hacerlo. Si mañana Al-Qaeda amenaza, explicita y publicamente, con provocar un atentado nuclear en el caso de que un determinado partido gane las elecciones o se siga una determinada política exterior, ¿tiene alguien dudas de lo que ocurriría.

En la IIGM, la que se preveía como feroz resistencia nipona terminó con Hiroshima y Nagasaki. En términos relativos, por comparación con las víctimas causadas por la IIGM, el número de muertos en las dos ciudades era pequeño. Bombardeos convencionales, como el de Dresde, causaron muchos más muertos.

Pues bien: esto es lo que hace (por emplear un exabrupto del señor Espas) muy obscena la retirada de las tropas. Quien la lleva a cabo, cuenta con que la población metabolice una alucinante sensación de inmunidad, muy rentable en términos de popularidad....al menos en tanto la agresión no vuelva a producirse (siendo lo cierto que lo normal es que los terroristas no reincidan, si quieren que el silogismo implícito, rendición- paz, haga cundir el ejemplo). La Francia de Vichy o la rendición del rey de los belgas en 1940 son ejemplos evidentes de lo popular que puede llegar a ser la cesión. Y, conviene recordarlo, lo hubiera seguido siendo en ambos casos de no haberse comportado los alemanes como crueles ocupantes y, sobre todo, de no haberse invertido el signo de la guerra. La resistencia francesa es uno de los grandes mitos del siglo XX. La extensa colaboración, uno de los grandes tabúes que la "grandeur" no podía aceptar.