domingo, mayo 30, 2004

ÍÑIGO SAENZ DE UGARTE ha vuelto sano y salvo de Washington y se congratula de que, a pesar de las recientes alertas de las autoridades norteamericanas, los estadounidenses parecen haber aprendido a convivir con la amenaza terrorista, algo de lo que seguro ellos mismos se congratulan mucho más:
Este fin de semana, se celebra allí el Memorial Day, que sirve para recordar, por ejemplo, a todos los soldados caídos en las guerras. Además, el sábado era el día de la inauguración del memorial en honor de los soldados muertos en la Segunda Guerra Mundial. Se esperaba que unas 200.000 personas pasaran cada día por el Mall, la zona de Washington que concentra la mayoría de los monumentos, museos y organismos oficiales de Washington.

Las medidas de seguridad eran extraordinarias, como no puede ser de otra manera, pero lo importante es que la amenaza no había servido para que la gente se quedara encerrada en sus casas. No había lugar para el pánico, y sí para continuar la rutina diaria, que incluye también divertirse en lugares públicos.

Muchos habitantes de Washington aprovechan el puente del Memorial Day para tomarse unas breves vacaciones. Las carreteras y aeropuertos estaban tan llenas como solían estarlo antes del 11 de septiembre. Los operadores turísticos esperan que los norteamericanos vuelvan a salir en verano sin que el miedo a todo, a veces alentado por el Gobierno, les esté condicionando.
Las negritas son mías, y es que ahí es donde no puedo evitar hacer una observación. ¿Es alentar el miedo de los ciudadanos el hacerles saber informaciones precisas del riesgo de ataques terroristas de origen islámico en un país que sabe que lo es sufrirlo en sus propias carnes? Como en España; ¿no era esa precisamente una de las críticas al gobierno Aznar, y uno de los motivos de regocijo de sus críticos el ver cómo él mismo lo reconocía en ese párrafo sacado de contexto del epílogo de sus memorias publicadas recientemente? Si un amplio dispositivo de seguridad alienta el miedo de los ciudadanos por oscuros intereses, ¿estaba el gobierno español alentando el miedo de los españoles al sacar 20.000 policías a las calles y suspender el tratado de Schengen con motivo de la boda real, dado el riesgo de atentado?

Sigue Íñigo:
Y no es que algunos no lo intenten. La conferencia de prensa en la que se anunciaron los planes de Al Qaeda estuvo presidida por el fiscal general, John Ashcroft, y el director del FBI, Robert Mueller. Ashcroft no perdió la oportunidad de sacar a colación el atentado de Madrid para alertar que los terroristas pueden pretender influir en el resultado electoral, como, según él, consiguieron hacer en España.

Ashcroft y Mueller enseñaron las fotos de siete presuntos miembros de Al Qaeda. Todos ellos menos uno ya eran conocidos previamente por las autoridades.
No, por las autoridades eran conocidos previamente los siete, de ahí que tuvieran las fotografías. Pero es que de lo que se trataba en la rueda de prensa es de que esos siete sujetos fueran conocidos por los ciudadanos, para que pudiesen identificarlos si se encontraban con ellos por la calle. Exactamente igual que se ha hecho toda la vida en nuestro país al difundir las fotografías de etarras y solicitar la colaboración ciudadana para detenerlos.

Pero claro, para que lo que se diga en una rueda de prensa llegue a los ciudadanos hace falta la colaboración responsable de los medios de comunicación, y ahí es donde ha residido el problema:
Tampoco parece que los medios de comunicación se hayan apuntado a fomentar la histeria. Es cierto que algunos, como el conservador The Washington Times, daban a toda plana en la primera página las amenazadoras fotos de los siete sospechosos. Otros daban la noticia en la primera, pero en zonas secundarias. El titular interior de The New York Times, As Ashcroft warns of Qaeda plan to attack US, some question the threat and its timing, revelaba que la noticia era doble: la amenaza existe, pero cada vez son más allí los que sospechan que el Gobierno de Bush la utiliza para obtener réditos políticos.
Es decir, en lugar de colaborar para transmitir una información que podría ayudar a desactivar la amenaza, los medios prefieren entrar, una vez más, en el juego político. Para un periodista de Tele 5 quizás sea un actitud ejemplar.

El final de su post no puede ser más previsible:
Quizá, sólo quizá, los profetas del apocalipsis no hayan éxito esta vez. Volverán a intentarlo.
Es decir, alertar del riesgo de un atentado islamista, en un país que ha visto como 3000 de sus ciudadanos eran salvajemente asesinados precisamente por el mayor de los atentados de toda su historia, es ser "profeta del apocalipsis". Imaginad por un momento que -Alá no lo quiera- ocurriese un atentado dentro de unos días y trascendiese que el gobierno Bush conocía el riesgo, que sabía el nombre y apellidos de varios sospechosos, que tenía sus fotografías, pero que no lo había hecho saber a la población. Es decir, exactamente de lo que algunos han acusado al gobierno estadounidense en relación con el 11-S: no haber actuado antes. Y la información era (por ejemplo, la del famoso Presidential Daily Briefing del 6 de agosto de 2001) infinitamente menos precisa que la que habló en la rueda de prensa que comenta Íñigo. Y todo ello tras el triste precedente del 11-M en España que, aunque no les guste a algunos, sí supone un precedente peligroso, algo que los propios terroristas no dejan de recordar desde entonces en sus comunicados.